Hace poco leía en las redes sociales, que muchas resoluciones que la gente hace a principio de año; a mediados de marzo (en promedio) muchos las olvidan. Muchos ponen a un lado las resoluciones que hicieron. El artículo recomendaba que este era el momento que repasáramos aquellas resoluciones o metas que habíamos impuesto para motivarnos a lograrlas.
Recuerdo que, en
el año nuevo del 2019, Dios me había dado la palabra de Santiago 1:9: “Pronto
para escuchar, tardo para hablar y tardo para airarse.” Desde ese
momento, me hice el propósito de aplicarlo. ¡Cuánto me ha costado ponerlo en práctica!
Yo soy muy rápida para hablar y muy pronta para enojarme. Yo pensaba que, porque
ahora tengo que hablar inglés, el problema de hablar demasiado lo había
superado. ¡Ni soñarlo! No puedo creer como me las arreglo para hablar y
explicar demasiado, aunque no sea en mi lenguaje materno.
Sin embargo, he
tenido pequeñas victorias de “morderme la lengua”, cuando me muero por hablar o
justificarme. Estoy aprendiendo a detenerme a escuchar y no explotar como un
volcán por cualquier cosa. Unos días son mejores que otros, pero sigo
creciendo.
Hace poco
participaba en una actividad de un grupo de mujeres de la iglesia en la que
participo, “Ladies of Faith, Fun and Fellowship”.
Una de las actividades fue identificar y reflexionar en algunas maneras en como
Dios ha mostrado su amor hacia nosotros en los últimos 6 meses. Yo escribí:
“Estoy
aprendiendo a confiar en Dios. He aprendido que hay una parte que me toca hacer
a mí. Sin embargo, Hay muchos momentos que olvido que todo está en sus manos y busco
resolver las cosas ‘perfectas’ a mi manera. Luego me doy cuenta que yo no puedo
arreglar las cosas, pero si puedo confiar en Dios en que él lo resolverá y nos
ayudará. Dejo la situación en sus manos. Entonces, veo su milagro en pequeñas
cosas como cuando apareció el dinero que necesitábamos para pagar aquello. En como
Dios le ha dado fuerza e iluminación a George para continuar su disertación. O como
Dios puso todo en su lugar durante el viaje de Débora, Nannette y Christian en
casa. Disfrutamos y crecimos como familia. He visto como Dios me ha ayudado en
la recuperación de la operación del oído.”
Entonces Celeni,
nos pidió que hiciéramos una declaración a base de la experiencia que relatamos.
Ese momento fue uno de pensar en lo que Dios ha hecho y afirmar que lo seguirá
haciendo en el futuro. Esta fue mi declaración:
“Cuando
enfrento situaciones que están fuera de mi control; yo declaro que estaré
confiada y tranquila porque Dios ha tomado control de la
situación. Yo soy hija de Dios. Dios me ha dado la inteligencia y las habilidades
para resolver situaciones. Sin embargo, él tomará en sus manos aquellas que no
puedo resolver. Él es mi proveedor, mi sanador y el pegamento que une mi
familia. Lo declaro en el nombre de Jesús, Amén.”
No sé que
resoluciones o propósitos te pusiste para este año. No sé si las circunstancias
te han desanimado lo suficiente para querer dejarlas atrás. Detente. Reflexiona
en ellas por un momento. Piensa en lo bueno que es trabajar en ellas.
Reflexiona en cómo Dios ha mostrado su amor hacia ti en estos últimos meses. Escríbelo.
Haz tu declaración. Ponlo en la pared o en un lugar que lo veas. Dios es tu
fuerza. Isaías 40:31