En estos días pasados, tuvimos el tiempo de acción de gracias. Disfruté las actividades, la familia, la comida; ¡me encantan los colores de la temporada! También me puse a pensar como el ejercicio de agradecer es ahora parte de mi vida.
En la escuela donde
trabajo, de vez en cuando regalan algún detalle a los maestros. Un café, una
manzana, una dona. ¡Qué bien se siente cuando el comité de padres nos prepara
un desayuno agradeciéndonos por todo el trabajo que hacemos! Frecuentemente la
principal nos envía un correo electrónico agradeciendo el arduo trabajo
realizado durante la semana.
Una tarde Génesis jugaba en casa con su amiga y tenían hambre. Yo
había cocinado y George les sirvió la comida mientras yo trabajaba en la
computadora. Mientras subía la escalera, Génesis se detuvo y me dijo: “gracias mami por la comida”.
Fue gratificante escucharla porque el esfuerzo que yo puse en cocinar, Genesis
lo vio y fue agradecida.
Sin exagerar, siento que dar y recibir las gracias, es como un refrigerio para el alma. Los otros días George David lavó los trastes el día que tenía asignado. Yo estaba tan atareada, que fue un alivio una tarea menos que hacer. Suspiré: “¡Gracias, George David!” Tanto el dar gracias, como el recibirlas, es un ejercicio de solidaridad, de humanidad. Es como decirle a otro: “veo el valioso trabajo que haces”.
El libro de los salmos
es popular y a muchas personas les gusta leerlo casi todos los días como parte
de su devocional. Muchos salmos son hermosos y edificantes. Muchos, muchos
salmos son cánticos de agradecimiento. Es interesante que a la
gente les guste este libro y una de sus principales temáticas es el ser
agradecido.
Mi salmo preferido
con este tema es el salmo 103. Yo sé que hay mejores versiones que la Reina
Valera, pero me gusta mucho la forma poética que presenta está versión:
103 Bendice,
alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice,
alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él
es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
4 El
que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
5 El
que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Aquí está parte del
Salmo 103 en la versión, Traducción
en Lenguaje Actual:
103 ¡Con todas las fuerzas de mi ser
alabaré a mi Dios!
2 ¡Con todas las fuerzas de mi ser
lo alabaré y recordaré
todas sus bondades!
3 Mi Dios me perdonó
todo el mal que he hecho;
me devolvió la salud,
4 me libró de la muerte,
¡me llenó de amor y de ternura!
5 Mi Dios me da siempre todo lo mejor;
¡me hace fuerte como las águilas!
(Ambas versiones fueron tomadas de https://www.biblegateway.com)
¡Que palabras maravillosas del salmista! Enumera
tantas razones para alabar y agradecer a Dios. El psicólogo Jordan Peterson
menciona que el ejercicio de agradecimiento es esencial para superar la depresión
y para aprender a ver la vida de una forma más positiva, independientemente
como nos sintamos.
La temporada de festejo de acción de gracias terminó; pero dar gracias a Dios, a nuestra familia, vecinos, compañeros de trabajo o estudios, es un ejercicio que se debe practicar todos los días. Ayuda a nuestra salud mental y nos acerca hacia Dios. Yo lo he hecho parte de mi vida. Te invito a que lo hagas parte de la tuya.