jueves, 22 de noviembre de 2018

Una nueva actitud



Lectura: Salmo 100

Buscando una foto para hablarle a mis estudiantes sobre como celebran acción de gracias en las escuelas de Puerto Rico, me topé con esta foto. Era la cena de acción de gracias del salón de George David. La última antes de irnos de PR. Me conmovió porque George David oró dando gracias a Dios con sus compañeros y su maestra Regina logró captar el momento. Esta foto es a mi entender, un buen ejemplo de lo que debe ser del día de acción de gracias: Agradecer a Dios por todas sus bendiciones. Lamentablemente esta celebración ha caído en manos del comercio y dan más énfasis a la obsesión de comprar que el significado de agradecer.

Me ha pasado que uno vive tan a la carrera que uno da por sentado tantas cosas: la salud de los hijos, tener un techo, comida y tener un vehículo. También se da por sentado el hecho de ver, poder caminar, etcétera. Recuerdo que una vez, mientras orábamos por la noche, yo estaba dando gracias a Dios porque podía respirar y caminar. Génesis me preguntó: “Mami, ¿por qué estás dando gracias por eso?” Entonces, tuvimos una conversación sobre acción de gracias. Debemos ser agradecidos por aquellas cosas que consideramos milagros, pero también por las pequeñas cosas que suceden en nuestro diario vivir.  

Ser agradecido es beneficioso emocionalmente y físicamente. Hace unos años atrás, comencé un ejercicio de escribir en mi agenda tres razones por las cuales daba gracias ese día. Este ejercicio lo hacía diariamente. A veces enfrentaba días difíciles en las que me preguntaba: “¿Tendré hoy una razón por la cual dar gracias?” Siempre encontraba una razón para agradecer. Con los años, aunque no hago el ejercicio escrito, sí lo hago mental. Me he dado cuenta, como el ser agradecida me ayuda a buscar lo positivo en el día. El artículo que leí, Ser agradecido le hace bien al cuerpo y a la mente, habla sobre investigaciones que han realizado varias universidades sobre el asunto de ser agradecido. Los resultados reflejan múltiples beneficios cuando somos agradecidos. Puedes buscar el artículo en https://www.eltiempo.com/vida/salud/beneficios-de-dar-las-gracias-para-la-salud-fisica-y-mental-102454

Jesús resalta la importancia del agradecimiento. Lucas 17:11-27, relata la historia de diez leprosos que fueron a Jesús pidiendo sanidad. Jesús les da instrucciones de ir al templo y éstos fueron sanados mientras iban de camino. Un solo leproso regresó a darle gracias. Jesús resaltó la acción de este hombre, además de enfatizar que era extranjero (una gran lección para estos días).

Otro ejemplo que Jesús nos presenta sobre la actitud correcta de agradecimiento está también en Lucas, capítulo 21:1-4, La ofrenda de la viuda. En esa ocasión, Jesús enfatiza como la mujer en medio de su pobreza (pues ofreció una ofrenda humilde), tenía mejor actitud al ofrendar que los que ofrendaban mucho más. Me parece que el mensaje de Jesús en este pasaje resalta la actitud que debemos tener al agradecer por medio de la ofrenda. A veces menos, es más.

Ser agradecido hace bien a nuestro cuerpo y espíritu. Ser agradecido nos acerca a Dios. Para mí, ser agradecida ha sido un refrigerio a mi alma. Te exhorto que escribas cada día tres razones para dar gracias y verás como tu actitud cambia frente a los retos diarios. Te darás cuenta que cada día será uno de acción de gracias.




martes, 6 de noviembre de 2018

Zona de no juzgar


Lectura bíblica: Mateo 7:1-5
El gimnasio al que voy, tiene la política de “No judgement zone” y “No critics”. Esta política es interesante porque puedo ver en el gimnasio todo tipo de personas. Desde los más musculosos hasta los que parecen más ordinarios. Veo personas de todas las edades, en diferentes condiciones físicas y de diferentes nacionalidades. Cuando iba al gimnasio en NY, veía personas de muchos estilos y tan diferentes, que hace sentido tener escrito la política del gimnasio por todos lados. Poder leer “no judgement zone” me hacía sentir libre de ejercitarme sin tener la preocupación de que me juzgarán por mi apariencia.
Jesús era muy sabio y cercano a la realidad humana. Me parece que por eso dijo: “no juzgues”. Así como Jesús dijo en muchas ocasiones “No temas” porque conocía nuestra condición humana de sentir temor; así mismo conoce nuestra inclinación de dejarnos llevar por los sentidos. Somo propensos a juzgar a los demás por lo que vemos o sentimos. En Mateo 7, Jesús denuncia la costumbre de juzgar a los demás con rigor y falta de consideración. Jesús es claro en que muchas veces juzgamos a los demás, pero nosotros mismos tenemos aspectos de nuestra vida que necesitamos corregir y enderezar. A veces es fácil condenar a una persona por no actuar de una manera, pero nosotros no estamos en esa situación para comprender que ocurre en realidad. A veces no sabemos nada de la otra persona. A veces no vemos la otra cara de la moneda. Y aunque sepamos, a la otra persona le tocará tomar las decisiones que no nos corresponde a nosotros. Podemos dar un consejo sabio, pero tratemos de no imponer nuestras propias creencias y perspectivas de vida. Por eso, Jesús nos advierte que antes de juzgar, nos miremos a nosotros mismos.
Jesús no nos condena por juzgar. Él sabe que a veces cuando juzgamos; llevamos el lastre de lo que nos enseñaron, de nuestro propio bagaje y de nuestras propias heridas. Pero también nos presenta una nueva manera de juzgar. En tantas historias vemos que Jesús observaba a las personas, escuchaba lo que preguntaban y les hacía preguntas. Jesús pensaba muy bien antes de hablar. Cuando los religiosos llevaron una mujer a Jesús para apedrearla porque la consideraban “pecadora” (Juan 8:1-11), Jesús hizo el ejercicio de juzgar con justicia. Escribió palabras en la tierra y simplemente les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” La historia relata que nadie pudo condenar a la mujer. En esta historia se cumplió el modelo que presenta Jesús de mirarte primero para luego poder juzgar a otros.
Jesús conoce nuestra inclinación humana a juzgar y nos invita a detenernos y auto examinarnos. Esta reflexión personal nos ayudará hacer los cambios necesarios, con la ayuda de Dios.