La mejor forma de viajar en la Ciudad de New York es caminando o en tren. Mientras vivimos allí, nosotros caminábamos y viajábamos en tren todo el tiempo. Era interesante ver cuanta variedad de culturas y de personas existen en el mundo. A veces era fascinante pensar hacia donde se dirigían las personas o a qué se dedicaban. Una vez vimos unas personas en la estación del tren de Brooklyn que parecían del siglo 19. La maleta, la ropa y hasta la postura de las personas era como de otra época. Sin embargo, también nos enfrentábamos a la locura del bullicio y las caras de preocupación, amargura y hasta de indiferencia que veías en el rostro de algunas personas. Yo me preguntaba: ¿Cuál será su vida? ¿Qué situación estarán atravesando?
En estos días una amiga me contó el cómo hace años
atrás, ella perdió dos familiares de la manera más inexplicable posible. Ella
me dijo: “Cuando sucede algo así de manera inesperada, tu vida nunca más es la
misma. Hay muchos que corren hacia Dios, pero hay otros que huyen de él.” Sus
palabras me impactaron. No hay palabras bonitas que puedan calmar el dolor
cuando se enfrenta situaciones como las que nos contó. Lo más que se puede
hacer es un abrazo y tu presencia. En una situación así, no hay nada más que
hacer.
Durante años mi esposo y yo hemos reflexionado en la pregunta, ¿Por qué sufre el ser humano? Hemos buscado respuestas bíblicas, humanas y teológicas. Recuerdo que una vez escribí un ensayo sobre ese tema mientras estudiaba en el Seminario. Hace poco escuché a un sicólogo brillante, Jordan Peterson, explicando esa pregunta. En su interpretación, él entiende que el ser humano sufre porque ese es “el default de nuestra existencia.” Su explicación me hace recordar la historia en Génesis 3; de cómo el ser humano erró y esa vino a ser su naturaleza.
Peterson no lo dice sólo como una teoría, él lo vive
en carne propia. Él es una persona afligida por la depresión. Él ha reflexionado
que, al comprender la realidad, que el sufrimiento es el default de la
naturaleza humana, ha aprendido a ser a agradecido. Ha encontrado una
mejor manera de ver y vivir la vida.
La solución que presenta Jordan Peterson, me recuerda
la cita de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:16-18, “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda
situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.”
(NVI)
¿Qué actitud es mejor para vivir? Decir, "Oh, ¡mira lo que me pasa! Yo
merezco mejor… ¿por qué tantas
dificultades y sufrimiento?" O mejor decir, "la vida está llena de
dificultades y dolor. A veces siento que es injusto esto o aquello, pero estoy
agradecida por..." Pensar en las pequeñas cosas que a veces damos por
sentado.
En la conversación con mis amigas, reflexionábamos que
las dificultades nos ayudan a crecer y ser mejores personas. Cuando enfrentamos
una situación difícil parecida a una que ya hemos vivido, tenemos más
herramientas para manejarlo. “Oh, ya recuerdo que, si hago esto o aquello,
tendré este resultado.”
Aquí les dejo algunas palabras de Jesús que pueden
llenarte de ánimo:
“El ladrón no viene más que a robar,
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” Juan 10:10 (NVI)
“Yo les he dicho estas cosas para que
en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he
vencido al mundo.” Juan 16:33 (NVI)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario