jueves, 9 de agosto de 2018

¡Levántate!


Lectura: Isaías 52: 1-2, 7-9
Despierta…sacúdete del polvo… levántate y sigue adelante.
Este llamado a realizar las acciones anteriores (v.1-2) implican un verdadero reto para los que están tomando decisiones, tratando de comenzar nuevas empresas o para los que buscan dirección. Es un reto para aquellos que están cansados de los conflictos que tienen o de las situaciones difíciles que están viviendo. En el mundo están pasando muchas cosas, hay crisis; y, por otro lado, hay demasiada información que muchas veces nos abruma.

Si nos detenemos por un momento, en el ajoro de cada día, quizás nos demos cuenta que estamos adormecidos, que hemos perdido un poco la ruta del camino. Un día estábamos en Ponce, una ciudad en el sur de Puerto Rico. Era de noche y no sabíamos como regresar a San Juan. El GPS indicaba una salida que perdí y el GPS indicaba “rerouting”. Me dio una nueva ruta y en menos de 10 minutos estábamos en el expreso camino a San Juan. Mi amiga Sheila me dijo: “Muchas veces Dios hace con nosotros como el GPS, tiene que redirigirnos a una nueva ruta porque perdimos la salida que nos tocaba tomar”. Luego de ese comentario estuvimos todo el camino conversando sobre nuestros aciertos y desaciertos; como Dios ha tenido que “redirigir” nuestro camino.

En mi vida, después de sentir que en mi camino perdí varias salidas, vi varias veces el letrero: “¡Levántate!” Una de las veces que “vi este letrero en letras muy grandes”, fue en una predicación del Rvdo. Moisés Román sobre Josué 7. Esa predicación me estremeció. Josué estaba indignado porque perdieron la batalla contra el pueblo de Hai. Se postró y cuestionó a Dios porque él había prometido estar con ellos en cada batalla. Pero postrarse, que parecía una acción de humillación ante Dios, era en realidad de orgullo. ¿Por qué perdimos la batalla? Luego descubrió el problema: Acán, uno de los del pueblo de Israel, había escondido oro y otras pertenencias que les había dicho en la pasada batalla que destruyeran. Esto puede ser una analogía de lo que está oculto en nuestro corazón. Malos hábitos, actitudes y decisiones equivocadas, pecados ocultos… independientemente como se llame nuestras fallas, Dios nos invita a levantarnos, reflexionar y orar sobre nuestra vida, nuestro interior, y luego sacudirnos de todo lo que no es beneficioso para nuestra vida. Qué fácil decirlo, ¿no? Sé que es difícil.

Despierta…sacúdete del polvo… levántate y sigue adelante.

Hebreos 12:1 nos dice que soltemos la carga que nos asedia y Romanos 12:1 nos invita a presentar nuestra vida ante el altar y entregarla a Dios. Él, que nos ama incondicionalmente, nos limpiará y ayudará en cada reto que encontremos. Quizás haya demasiadas tareas que has sentido que otros te han tirado encima. Quizás te pusiste una carga que no te tocaba cargar. Quizás estés muy estresada con lo complicada que está la vida. Quizás solo anhelas una oportunidad y no ves una. Ante todo, lo que estés viviendo, sacúdete… ve por encima de tus circunstancias y Levántate.

“¡Levántate!”, mira las historias y verás que Dios dijo estas palabras a Josué, Elías, Pablo, Gedeón, Ester y a otros. Todos ellos estaban en medio de una crisis, pero lo más maravilloso es que Dios los llamó. Quizás por un momento perdieron el camino, pero Dios los redirigió. Es como si dijera: “Levántate, deja atrás todo lo que te ata, olvida todo porque ya yo lo he hecho.” Todos tenían una misión para hacer. Sus acciones fueron de bendición para las próximas generaciones. Ellos se levantaron y a pesar de las dificultades, continuaron caminando. Hicieron como en Isaías 52:7, anunciaron buenas nuevas, anunciaron la paz y el bien. Que Dios nos ayude a levantarnos, a fortalecernos para entonces continuar el camino con gozo. Que nuestras palabras sean de ánimo para otros y que nuestros pies sean pisadas de paz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario