Lectura: Isaías 52: 1-2, 7-9
Despierta…sacúdete del polvo… levántate y sigue
adelante.
Este llamado a realizar las acciones anteriores
(v.1-2) implican un verdadero reto para los que están tomando decisiones,
tratando de comenzar nuevas empresas o para los que buscan dirección. Es un
reto para aquellos que están cansados de los conflictos que tienen o de las
situaciones difíciles que están viviendo. En el mundo están pasando muchas
cosas, hay crisis; y, por otro lado, hay demasiada información que muchas veces
nos abruma.
Si nos detenemos por un momento, en el ajoro
de cada día, quizás nos demos cuenta que estamos adormecidos, que hemos perdido
un poco la ruta del camino. Un día estábamos en Ponce, una ciudad en el sur de
Puerto Rico. Era de noche y no sabíamos como regresar a San Juan. El GPS
indicaba una salida que perdí y el GPS indicaba “rerouting”. Me dio una nueva
ruta y en menos de 10 minutos estábamos en el expreso camino a San Juan. Mi
amiga Sheila me dijo: “Muchas veces Dios hace con nosotros como el GPS, tiene
que redirigirnos a una nueva ruta porque perdimos la salida que nos tocaba
tomar”. Luego de ese comentario estuvimos todo el camino conversando sobre
nuestros aciertos y desaciertos; como Dios ha tenido que “redirigir” nuestro
camino.
En mi vida, después de sentir que en mi
camino perdí varias salidas, vi varias veces el letrero: “¡Levántate!” Una de las veces que “vi este letrero en letras muy
grandes”, fue en una predicación del Rvdo. Moisés Román sobre Josué 7. Esa predicación me estremeció.
Josué estaba indignado porque perdieron la batalla contra el pueblo de Hai. Se
postró y cuestionó a Dios porque él había prometido estar con ellos en cada
batalla. Pero postrarse, que parecía una acción de humillación ante Dios, era
en realidad de orgullo. ¿Por qué perdimos la batalla? Luego descubrió el
problema: Acán, uno de los del pueblo de Israel, había escondido oro y otras pertenencias que les había dicho en
la pasada batalla que destruyeran. Esto puede ser una analogía de lo que está
oculto en nuestro corazón. Malos hábitos, actitudes y decisiones equivocadas,
pecados ocultos… independientemente como se llame nuestras fallas, Dios nos
invita a levantarnos, reflexionar y orar sobre nuestra vida, nuestro interior,
y luego sacudirnos de todo lo que no es beneficioso para nuestra vida. Qué
fácil decirlo, ¿no? Sé que es difícil.
Despierta…sacúdete del polvo… levántate y
sigue adelante.
Hebreos 12:1 nos dice que soltemos la carga
que nos asedia y Romanos 12:1 nos
invita a presentar nuestra vida ante el altar y entregarla a Dios. Él, que nos
ama incondicionalmente, nos limpiará y ayudará en cada reto que encontremos. Quizás
haya demasiadas tareas que has sentido que otros te han tirado encima. Quizás
te pusiste una carga que no te tocaba cargar. Quizás estés muy estresada con lo
complicada que está la vida. Quizás solo anhelas una oportunidad y no ves una.
Ante todo, lo que estés viviendo, sacúdete… ve por encima de tus circunstancias
y Levántate.
“¡Levántate!”, mira las historias y verás que
Dios dijo estas palabras a Josué, Elías, Pablo, Gedeón, Ester y a otros. Todos ellos
estaban en medio de una crisis, pero lo más maravilloso es que Dios los llamó.
Quizás por un momento perdieron el camino, pero Dios los redirigió. Es como si
dijera: “Levántate, deja atrás todo lo que te ata, olvida todo porque ya yo lo
he hecho.” Todos tenían una misión para hacer. Sus acciones fueron de bendición
para las próximas generaciones. Ellos se levantaron y a pesar de las
dificultades, continuaron caminando. Hicieron como en Isaías 52:7, anunciaron buenas nuevas, anunciaron la paz y el bien.
Que Dios nos ayude a levantarnos, a fortalecernos para entonces continuar el
camino con gozo. Que nuestras palabras sean de ánimo para otros y que nuestros
pies sean pisadas de paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario