Lectura: Hebreos 11:1-2,6,8-9
Cuando Débora, la hija de mi
esposo, me envió esta foto, quedé sin aliento. “¿De dónde se está sosteniendo
ella? ¿A qué altura se encuentra?” me pregunté. Cuando uno ve la foto, de
pronto, da la impresión que está literalmente en el aire, a bastantes metros de
altura y sin nada que la sostenga. Luego, cuando vi otras fotos que me envió,
comprendí.
Casi inmediatamente reflexioné
sobre estas fotos. No sé cuantos de los que leen esta reflexión, se han sentido
con tanta incertidumbre en su vida que se sienten prácticamente en el aire, sin
tener de donde sostenerse. Tal vez puede ser casi como tirarse de un avión, sin
tener la experiencia de como abrir un paracaídas.
Génesis 12 relata el momento en que Dios llama a Abraham. Cuando
Dios le dijo a Abraham que saliera de su tierra “a la tierra que le mostraría”
debió ser un impacto para él. Aunque en esa época era costumbre emigrar de un
lugar a otro, desde hace mucho tiempo las civilizaciones ya estaban formadas y
asentadas. Abraham vivía en lo que llamaban “la creciente fértil”, un lugar privilegiado
geográficamente hablando. Así que era un gran sacrificio moverse a otro lugar que
ni siquiera conocía. Otro detalle es que él recibió la promesa de una
descendencia sabiendo que no tenía hijos. A pesar de todo, Abraham se movió y
creyó en ese Dios que lo llamó. Eso es fe.
Lucas 8 nos cuenta como muchas mujeres acompañaron a Jesús en su
ministerio y lo sostenían económicamente. Esas mujeres fueron transformadas por
las enseñanzas de Jesús, pero creyeron lo suficiente para acompañar a Jesús
camino a la cruz y algunas de ellas fueron testigos de su resurrección. Otras,
fueron parte de la revolución en el aposento alto. Eso es fe.
Hechos 9 explica como un hombre muy religioso y perseguidor de la
iglesia cristiana, Pablo, creyó en Jesús. Las enseñanzas del cristianismo iban
en contra de casi todo lo que Pablo había aprendido de la religión judía. Con
todo y eso, escribió gran parte de las cartas a las iglesias que se
convirtieron luego en el Nuevo Testamento. Eso es fe.
Porque cuando nos alejamos un poco
de la situación que nos agobia o nos reta, podemos ver el cuadro completo. Nos
damos cuenta que Dios nos está acompañando todo el tiempo. Poniendo tierra
firme y asegurándonos con cuerdas de amor.
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