jueves, 2 de agosto de 2018

Dejarlos caminar


Lectura: Salmos 119:33-37

Cuando tomé esta foto, me conmoví. George y Génesis miraban en distintas direcciones y a lo largo se extendían dos caminos. Sentí en ese momento que no eran míos, eran de Dios y de la vida. Ellos crecerán y tomarán sus propias decisiones y yo, ¿cómo responderé a esto?

Viene a mi mente nuevamente Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. En la reflexión que escribí recientemente, Influencia familiar, explicaba la gran responsabilidad que tenemos de educar espiritual y moralmente a los chicos y chicas que tenemos a nuestro cargo. Pero hoy quiero añadir el matiz de que cuando instruimos a nuestros hijos, sobrinos, nietos y estudiantes en el camino correcto, debemos tener la confianza en Dios de que él dirigirá sus pasos.

El mundo que enfrentamos hoy tiene muchos retos. No cabe duda que para ellos representa un reto mayor; pero saber que nuestros tesoros están en las manos de Dios, podemos descansar en su misericordia y cuidado. Me parece que debemos buscar ese balance entre instruirlos y permitir que crezcan. Yo trato de buscar ese balance todos los días y no es fácil. A veces quisiera que hicieran las cosas de la manera que uno quiere, pero he comprendido que son seres humanos con mente propia y es necesario escucharlos. Un artículo muy interesante que encontré, habla de cómo fomentar la confianza en los hijos: https://lamenteesmaravillosa.com/como-fomentar-la-confianza-en-los-adolescentes/

Cuando vivíamos en Puerto Rico, siempre buscábamos un nuevo parque para jugar, un nuevo lugar
para visitar. Cuando vivimos en NY, los chicos se maravillaban como en el espacio más urbano podíamos encontrar árboles, un parque, una plaza. Les encanta explorar nuevos lugares. Me parece que así mismo nosotros les proveemos a los pequeños que amamos nuevas experiencias y lo mejor de nosotros. La importancia de estudiar, respetar a los demás y la base de nuestra fe. A veces podemos sentir que no hay ningún progreso, pero lo que enseñamos está latente en ellos. Con el tiempo ellos crearán sus propias perspectivas y tomarán sus propias decisiones (que a veces puede que nos duela). Aunque en algún momento de la vida tomen diferentes direcciones, siempre estaremos allí para ellos. ¡No olvidemos siempre decírselo!  y, sobre todo, decirles que Dios los acompaña. Enseñémosle esta oración: "Oh Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente. Haz que mi corazón honre tu nombre." (Salmos 86:11, versión DHH)

Instrúyelo en el buen camino; Dios, nuestro consejo y la oración los acompañarán.

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