He ido varias veces a “East Rock Park”
en New Haven, Connecticut. Este parque es muy interesante porque es como una
gran roca puesta en medio de la bahía y de la ciudad de New Haven. Cuando éramos
nuevos en el área, me fijaba que cuando pasábamos por diferentes calles veía al
final de las mismas una gran pared marrón. Luego en el tope veíamos lo que
parecía una torre. ¿Cómo se llegará hasta allá arriba?, me preguntaba.
A mediados de la primavera, mi familia
y yo comenzamos a participar en grupo de la iglesia que hacen hiking (senderismo
o excursionismo). Cada sábado vamos a un bosque diferente, disfrutamos la
naturaleza y a la vez hacemos ejercicios. Un día, comenzamos la caminata en
East Rock desde abajo. No usamos carro, simplemente, caminamos. Hicimos la
caminata que llaman “The Giant Steps” porque son diferentes escaleras y tramos donde
simplemente estás escalando la montaña. Reflexioné en las veces que habíamos
ido en automóvil, y la comparé con nuestra caminata con el grupo de hiking.
Demás está decir que fue más trabajoso, pero a la vez fascinante y gratificante
al llegar tope y contemplar la belleza del lugar. Descubrí como llegar al mismo
lugar; por otro camino.
Esta experiencia me ayudó a
reflexionar en que a veces estoy acostumbrada a esperar que Dios haga las cosas
de la misma forma; me lleve por el camino que conozco, por el camino que me
hace sentir cómoda. Sin embargo, he aprendido que Dios nos lleva muchas veces por
caminos que no imaginamos. A veces nos
enfrentamos con escalones gigantes que parecen imposibles de subir. A veces son
senderos y cuestas que parecen interminables, que me hacen preguntar si alguna
vez llegaré a mi destino.
Yo creo que cuando el camino parezca difícil
de caminar o no sepamos que rumbo vamos a tomar, debemos orar a Dios: “Enséñame, oh Jehová, tu
camino; caminaré yo en tu verdad;
Afirma mi corazón para que tema tu nombre.” (Salmo 86:11). Esa oración es necesaria en momentos de decisión, en momentos en que nos preguntamos que queremos hacer con nuestras vidas. Hacemos esa oración cuando tenemos sueños y anhelos; y queremos ponerlos en las manos de Dios. Es también una oración que hacemos cada día cuando queremos caminar en su voluntad. Es una petición a Dios, pero también es una afirmación que caminaremos en él.
Afirma mi corazón para que tema tu nombre.” (Salmo 86:11). Esa oración es necesaria en momentos de decisión, en momentos en que nos preguntamos que queremos hacer con nuestras vidas. Hacemos esa oración cuando tenemos sueños y anhelos; y queremos ponerlos en las manos de Dios. Es también una oración que hacemos cada día cuando queremos caminar en su voluntad. Es una petición a Dios, pero también es una afirmación que caminaremos en él.
Habrá momentos en que Dios nos indicará:
“…Di a los hijos de Israel que
marchen.” (Éxodo 14:15).
En otras ocasiones simplemente nos dirá: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”. (Salmo
46:10); que no es otra cosa que descansar, caminar confiando en la provisión y acompañamiento
de Dios.
Hace una semana, ¡aprendí una nueva
ruta para llegar al tope en East Rock Park! Esta vez el grupo caminó por
cuestas y caminos de asfalto. Un poco más sencillo que la vez anterior, pero
igual de fascinante y bello. Dios me quiere mostrar una nueva forma de
como llegar por otro camino. Enséñame, Señor…
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