En diciembre de 2016, Génesis me dijo que tenía miedo. Ella
tenía cuatro años y estábamos atravesando muchos cambios. George llevaba cinco
meses en New York. Su hermana mayor, Débora, estaba en Massachussets. También, nos
habíamos despedido de la escuela de la que fuimos parte tantos años. Ese mismo día, le dimos nuestra
perrita, Canela, al maestro de inglés de George David. Habíamos entregado el
apartamento y estábamos viviendo en casa de mis padres porque en menos de dos
meses, nos íbamos a Estados Unidos. Puedo entender entonces por qué tenía
miedo. Yo le dije que no se preocupara, que Jesús nos acompañaba. George David
le dijo: “Génesis, Dios nos tiene en sus manos.” Ella le dijo que no podía ser
porque no cabíamos en sus manos. George David le explicó; que lo que él dijo era un símbolo que significa
que Dios nos cuida. Yo quedé fascinada con esa expresión que hizo George David y
le pregunté si podía hacer un dibujo. En ese tiempo, a él le gustaba mucho ‘Minecraft’,
así que él hizo el dibujo que puse al principio de la reflexión.
Esta experiencia me hizo pensar en como un niño, "el hermano mayor" trataba de mostrarle a su hermana pequeña, una imagen del
amor y el cuidado de Dios. Esto es una muestra de una fe sencilla. Esto también me hace recordar
las palabras de Jesús en Lucas 18:16: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se
lo impidan, porque el Reino de Dios es de quienes son como ellos.” En estos momentos, la pandemia del Coronavirus que estamos
atravesando, nos ha obligado a hacer una introspección personal sobre nuestra
propia fe y posiblemente ha hecho que muchos hagamos la petición que los discípulos hicieron a Jesús: “auméntanos
la fe.” (Lucas 17:5)
Esta semana, leía el pasaje de Isaías 53. Este pasaje
lo relacionan con el sufrimiento que tuvo Jesús por la humanidad. Son unas palabras
estremecedoras:
3 Despreciado y desechado entre los
hombres,
varón de dolores, experimentado en
quebranto;
y como que escondimos de él el
rostro,
fue menospreciado, y no lo estimamos.
4 Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades,
y sufrió nuestros dolores;
y nosotros le tuvimos por azotado,
por herido de Dios y abatido.
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por
su llaga fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como
ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de
todos nosotros.
The Leper, Ron DiCianni |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario