Lectura: Salmos 19:1-6
Desde pequeña me ha gustado mirar el cielo. Recuerdo que me llamaba la atención
como la luna parecía que corría al lado de nosotros mientras papi o mami guiaba
el carro…
Cuando en 1995 fui a NY con papi, recuerdo que por la ventana del avión
se veían tantas estrellas hermosas. Debajo de ellas había una gran nubosidad
que no se podía ver para abajo. Recuerdo que pensé: "en la tierra no se
puede ver todas estas estrellas tan hermosas por tantas nubes. Así pasa en
nuestra vida. A veces las dificultades no nos dejan ver las cosas hermosas que
hay detrás de ella."
Una vez mi hijo mayor, George David, tenía una tarea de la escuela en el
que tenía que observar por una semana como se veía el cielo de noche. Las
estrellas se veían tan cerca y brillantes. Era en el tiempo de otoño y recuerdo
que vimos parte del centurión de Orión, lo que llaman "los Tres Reyes Magos", vimos estrellas
fugaces y hasta un murciélago volando. Observamos que las estrellas se mantenían
en orden. Cada día, a la misma hora, veíamos las mismas estrellas. En verano
hay unas estrellas, en otoño otras, pero año tras año ese orden permanece a
pesar de los nuevos descubrimientos que los científicos puedan identificar.
La consistencia de Dios es real como lo son las estrellas. A veces para
el ser humano es difícil comprender como eso puede ser posible. En los
capítulos 38 y 39 de Job, el escritor expresa como a través de la naturaleza se
ve el poder y la consistencia de Dios; y como el ser humano no puede explicar
muchas de las maravillas que vemos en la naturaleza. Me parece que estos
capítulos son una enseñanza de humildad ante la maravilla de la naturaleza y
confianza en la sabiduría de Dios.
Hace más de un año salí del
país en que nací, Puerto Rico. Demás está decir que ha sido un proceso de
adaptación y todavía me estoy acomodando. Muchas fueron las noches que buscaba
las estrellas que veía en la Isla porque al mirarlas, recordaba la fidelidad de
Dios. ¿Dónde están las estrellas en NYC?
Una ciudad afectada grandemente por la
contaminación lumínica, hace realmente difícil ver las estrellas.
Luego que pasó el huracán María por Puerto Rico, yo estaba entristecida por
la situación que estaba atravesando la Isla. Una noche me acerqué a la ventana
añorando ver las estrellas que veía en Puerto Rico; y para mi sorpresa, ¡allí
estaban! ¡hasta "los Tres Reyes Magos”! Jamás había visto tantas estrellas en NY y
sobre todo en un día tan nublado como lo había sido ese día. Entonces, sentí
unas palabras que me hablaron al corazón: "El mismo Dios que acompaña a Puerto Rico, es el
mismo que te acompaña aquí, en NY." Quizás las circunstancias no nos dejan ver la
presencia de Dios. Es difícil comprenderlo en medio de
terremotos, huracanes, volcanes e incendios forestales, pero esa es la
esperanza que nos sostiene. Dios dará orden a nuestra vida. Recuerdo que lo
escribí en Facebook en una despedida de año, en el 2015, un año verdaderamente
caótico para mi familia.
“Dios, gracias por acompañarnos durante este año. Estuviste en el valle,
en la montaña, en la tormenta, en la sequía, en la cueva… (hoy le añado, en el
desierto). En todo lugar y en toda circunstancia. Esperamos un buen año, porque
aunque aquí en la Tierra haya un caos, al mirar la consistencia de las
estrellas nos recuerdan la firmeza y la fidelidad del DIOS creador que mantiene
en orden el universo. Gracias Dios, gracias Padre…”
Isaías 54:10 dice:
“Porque los montes se moverán, y los
collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de
mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.”
Nuestra vida
puede estar en caos, pero Dios dará orden a nuestra vida.
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