Lectura: Deuteronomio 6:5-7
Mi esposo George me comentaba que la función de un padre es tan
importante que impacta la vida de los hijos, ya sea para bien o para mal. Me dio el ejemplo de Bryce Dallas Howard, la
joven protagonista de “Jurassic World”. Ella es la hija del actor y director
Ron Howard. Sus hermanos también son artistas. Ese padre transmitió a sus hijos
su pasión por las artes y hoy en día recibe el fruto de su trabajo.
George continuó diciendo: De la misma manera, cuando un padre abandona a
sus hijos, cuando una madre no los disciplina, la vida del hijo se va barranca
abajo. Ese mal fruto, lamentablemente lo vemos todos los días en las noticias.
Proverbios 22:6 dice: “Instruye
al niño en su camino, Y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”. Este
texto puede referirse a enseñar el amor y la presencia de Dios en la vida
diaria a nuestros hijos, sobrinos y nietos, como se menciona en Deuteronomio 6.
Pero también puede referirse a instruir a los niños y niñas en otros aspectos
de la vida como la educación, el amor a la lectura, los buenos modales, el
respeto a los demás y ayudarles a identificar aquellas cosas que le apasionan
para que encuentren su vocación. Cuando pienso en todo esto, siento la gran
responsabilidad de lo que significa guiar a un pequeño ser humano. Todos los
padres, madres, tías, abuelas, maestras, los entrenadores de equipos de
deportes y otros debemos pedir sabiduría a Dios para guiar a estos pequeños
tesoros.
María Montessori, científica y maestra, dijo
una vez: “La educación desde el comienzo
de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad”.
La tarea de educar y guiar espiritualmente a nuestros niños y niñas es esencial
para una mejor sociedad. Que Dios nos ayude en esta gran tarea porque si los guiamos
por buen camino, eso los puede acompañar el resto de su vida. Que podamos ver
el buen fruto de nuestro buen trabajo.
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