domingo, 30 de diciembre de 2018

Resoluciones


Lectura: Romanos 12:1-2
Desde que soy adolescente, todos los 31 de diciembre, escribo una reflexión sobre lo que fue el año que pasó y cuales son las metas que deseo lograr para el próximo año. Recuerdo que en algún momento de la celebración, con mi libreta en mano, me sentaba a escribir lo que quería lograr para el nuevo año que comenzaría. Bajar de peso, hacer ejercicios, orar y leer más la Biblia, eran parte de las metas obligadas. Sin embargo, al pasar los años, me di cuenta que muchas de las cosas que escribía no las cumplía. El afán diario, el trabajo y otras responsabilidades ahogaban esas metas loables que quería alcanzar. Leyendo sobre eso me di cuenta que no soy la única. La inmensa mayoría de las personas que hacen resoluciones no las cumplen por diferentes razones. A mí, eso me suena frustrante, ¿no?

Algunas de las estrategias que he aprendido en el camino es proponerse y escribir, metas cortas y alcanzables, cambiar patrones de pensamiento, organizarse y ponerse prioridades, usar agenda…
La inmensa mayoría de las personas quiere vivir una mejor vida. Pablo comparte parte de la receta en Romanos 12:1-2: “…les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios… cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios…” (versión Dios Habla Hoy).

Primero, por la misericordia de Dios…Pablo habla constantemente en sus cartas de la misericordia de Dios. Es la misma que nos perdona y nos da confianza en que él nos ofrece su ayuda cualquiera que sea la situación que atravesemos. Entonces, si lo aplicamos al tema de la reflexión, la misericordia de Dios nos da fuerza para lograr lo que nos propongamos.

Segundo, presentarse como ofrenda viva, santa y agradable a Dios… Pablo les habla a varias comunidades que estaban acostumbradas a ofrecer sacrificios de animales para alcanzar gracia y favor. Él le explica que ya no es necesario, sino que hagan de sus vidas y de sus actuaciones un estilo de vida que agrade a Dios. El resto del capítulo 12 de Romanos les da recomendaciones de cómo deben actuar.

Tercero, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir… esta recomendación de Pablo, la ofrecen todos los sicólogos. Cambiar patrones de pensamiento, reflexionar y hacer cambios en nuestro sistema de creencias, nos ayuda grandemente a identificar por qué actuamos de cierta manera y cómo podemos cambiar. También nos ayuda a ser más positivos. A veces podemos tener ciertos hábitos que pueden ser dañinos, pero cuando los identificamos y hacemos un esfuerzo; podemos comenzar a cambiar.

Quizás una de tus resoluciones para el próximo año es cambiar alguna actitud o cierta área de tu temperamento. Quizás te estas proponiendo a tener mas tiempo de calidad con tu familia. Sea cuál sea tu resolución, recuerda agarrarte de la misericordia de Dios, ofrecer tu vida a Dios y comenzar a cambiar tu manera de pensar. No será de la noche a la mañana, pero definitivamente podemos ir paso a paso; haciendo cambios que serán de bendición a nuestras vidas y a quienes nos rodean.

Comparto un artículo del periódico El Nuevo Día, muy práctico, que va con el tema:https://www.elnuevodia.com/brandshare/hospital-panamericano/nota/tomacontroldetuvidaconestrategiasdeautocuidado-2465397/

sábado, 15 de diciembre de 2018

Un camino para la mujer


Lectura: Juan 4:6-15

Hace poco veía una serie que recrea la vida en la década de los ’70. Es interesante porque se ve la mentalidad de la época. En el episodio que vi, una joven le hablaba a una mujer ya madura sobre como las mujeres estaban comenzando a tomar decisiones e iniciativas en diferentes áreas de la sociedad. La mujer adulta quedó sorprendida con las nuevas posibilidades que se le presentaban y más sorprendido quedó el marido cuando vio ciertas acciones de su esposa que no eran comunes en ella. Esto me hizo reflexionar sobre como la generación de los “Baby Boomers” lograron de forma masiva una revolución cultural. Ellos cuestionaron todo: la guerra, el trato a las minorías, la riqueza, la sexualidad, la función de la mujer en la sociedad… y muchos otros “issues”. Fue una generación que abrió camino a la mía, la generación X.
Aunque muchos consideran hoy en día, que aún falta mucho camino por recorrer en cuestión del derecho e igualdad para la mujer, la realidad es que muchas de las discusiones de generaciones anteriores; hoy son aceptadas (en muchos países) como un derecho absoluto para la mujer. Me parece que, luego de la década de los ‘60, hay una nueva mentalidad hacia la mujer con mayor igualdad en la sociedad. Sé que no ha sido así para todas las mujeres. Mi madre es una “Baby Boomer,” y aunque pudo ir a la escuela y ella era muy aplicada; su madre la sacó porque “ella iba a la escuela solamente a buscar novio”. ¡Qué triste mentalidad de la generación “Silenciosa”! De hecho, mi abuela no aprendió a leer ni a escribir. Trabajó desde muy joven como despalilladora de tabaco en los campos de Puerto Rico.
Así que yo me siento más que bendecida por ser parte de una generación que en Puerto Rico, tuvo acceso a la educación. Pensé en todas esas personas que lucharon para que yo tuviera los derechos que tengo hoy. Pero el camino no se abrió solamente en los ‘60, en todas las épocas hubo mujeres que revolucionaron su época. Pensé en muchas mujeres que dejaron huella en la Isla.          
Vino  a mi mente Celestina Cordero, que fue maestra y fundó la primera escuela para niñas de escasos recursos, llevó el amor de la enseñanza al extremo, al igual que su hermano, Rafael. Luisa Capetillo fue pionera en el movimiento obrero y feminista. Fue escritora, periodista y líder obrera. Luchó por el sueldo de los trabajadores y la protección de la niñez. Sor Isolina Ferré fue una mujer que trabajó con las comunidades pobres. Llevó el amor a muchos. Promovió la educación para todos y todas. Fundó el Centro Sor Isolina Ferré que actualmente están en toda la isla y benefician a muchas personas en su desarrollo integral. Fue merecedora de muchos reconocimientos incluyendo la medalla presidencial de EU.
También pensé en varias mujeres norteamericanas como Amelia Earthart, piloto estadounidense que en la década de los ’20, fue la primera mujer en volar sola y fundó una organización de mujeres pilotos. Eleanor Roosevelt fue una líder que luchó contra la desigualdad social y racial. Retó en muchas ocasiones el pensamiento de la época como por ejemplo cuando organizó un concierto en el Lincoln Memorial e invitó a Marian Anderson, que no se le había permitido cantar en otros escenarios por ser de raza negra. Marian fue considerada una de las mejores contraltos de todos los tiempos y cantó en diversas partes del mundo. Fue la primera mujer afroamericana en cantar en el Metropolitan Opera de NY. Se convirtió en embajadora de buena voluntad de EU y fue delegada en la ONU. Quisiera añadir a la exjueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth B. Ginsburg.
esta mujer, que vivió discriminación en las altas esferas de la sociedad; porque era "lo normal", tuvo la determinación de lograr igualdad jurídica y legal para la mujer. Fueron muchos años de batalla en las cortes de justicia, pero fue ganando caso a caso; paso a paso. Muchas leyes que tenemos hoy donde se ha logrado igualdad para la mujer, fue en parte gracias a ella.
Y si me voy muchos, muchos años atrás, hubo alguien que abrió camino para la mujer, en una sociedad donde la mujer ni siquiera contaba. Ese alguien fue Jesús. En blogs anteriores, he explicado como Jesús defendió a una mujer a punto de ser apedreada y admiró a una viuda pobre que ofreció todo lo que tenía. Así mismo hay tantos relatos donde Jesús dignifica a la mujer, como el de la lectura sugerida. Su encuentro con la mujer samaritana fue uno que sin importar los posibles estigmas que le daba la sociedad, Jesús le ofreció una nueva vida. Vemos como María y Marta eran discípulas de Jesús. En Lucas 10:38-42, vemos como María se sentaba a escuchar a Jesús y en Juan 11:21-27, Marta tuvo una conversación teológica con Jesús y una afirmación de esperanza. El Nuevo Testamento tiene muchas otras historias de mujeres que participaron en el ministerio de Jesús y en el crecimiento del cristianismo.
Muchas voces que se levantaron. Jesús, muchas mujeres y también hombres alzaron sus voces en diferentes épocas y abrieron camino para que muchas otras mujeres camináramos con derechos y libertad. Veo a mi hija de seis años y me siento esperanzada que tendrá mayores oportunidades de igualdad y respeto. Gracias Dios, por todos ellos y ellas. Gracias por abrir un camino para todas nosotras.


jueves, 22 de noviembre de 2018

Una nueva actitud



Lectura: Salmo 100

Buscando una foto para hablarle a mis estudiantes sobre como celebran acción de gracias en las escuelas de Puerto Rico, me topé con esta foto. Era la cena de acción de gracias del salón de George David. La última antes de irnos de PR. Me conmovió porque George David oró dando gracias a Dios con sus compañeros y su maestra Regina logró captar el momento. Esta foto es a mi entender, un buen ejemplo de lo que debe ser del día de acción de gracias: Agradecer a Dios por todas sus bendiciones. Lamentablemente esta celebración ha caído en manos del comercio y dan más énfasis a la obsesión de comprar que el significado de agradecer.

Me ha pasado que uno vive tan a la carrera que uno da por sentado tantas cosas: la salud de los hijos, tener un techo, comida y tener un vehículo. También se da por sentado el hecho de ver, poder caminar, etcétera. Recuerdo que una vez, mientras orábamos por la noche, yo estaba dando gracias a Dios porque podía respirar y caminar. Génesis me preguntó: “Mami, ¿por qué estás dando gracias por eso?” Entonces, tuvimos una conversación sobre acción de gracias. Debemos ser agradecidos por aquellas cosas que consideramos milagros, pero también por las pequeñas cosas que suceden en nuestro diario vivir.  

Ser agradecido es beneficioso emocionalmente y físicamente. Hace unos años atrás, comencé un ejercicio de escribir en mi agenda tres razones por las cuales daba gracias ese día. Este ejercicio lo hacía diariamente. A veces enfrentaba días difíciles en las que me preguntaba: “¿Tendré hoy una razón por la cual dar gracias?” Siempre encontraba una razón para agradecer. Con los años, aunque no hago el ejercicio escrito, sí lo hago mental. Me he dado cuenta, como el ser agradecida me ayuda a buscar lo positivo en el día. El artículo que leí, Ser agradecido le hace bien al cuerpo y a la mente, habla sobre investigaciones que han realizado varias universidades sobre el asunto de ser agradecido. Los resultados reflejan múltiples beneficios cuando somos agradecidos. Puedes buscar el artículo en https://www.eltiempo.com/vida/salud/beneficios-de-dar-las-gracias-para-la-salud-fisica-y-mental-102454

Jesús resalta la importancia del agradecimiento. Lucas 17:11-27, relata la historia de diez leprosos que fueron a Jesús pidiendo sanidad. Jesús les da instrucciones de ir al templo y éstos fueron sanados mientras iban de camino. Un solo leproso regresó a darle gracias. Jesús resaltó la acción de este hombre, además de enfatizar que era extranjero (una gran lección para estos días).

Otro ejemplo que Jesús nos presenta sobre la actitud correcta de agradecimiento está también en Lucas, capítulo 21:1-4, La ofrenda de la viuda. En esa ocasión, Jesús enfatiza como la mujer en medio de su pobreza (pues ofreció una ofrenda humilde), tenía mejor actitud al ofrendar que los que ofrendaban mucho más. Me parece que el mensaje de Jesús en este pasaje resalta la actitud que debemos tener al agradecer por medio de la ofrenda. A veces menos, es más.

Ser agradecido hace bien a nuestro cuerpo y espíritu. Ser agradecido nos acerca a Dios. Para mí, ser agradecida ha sido un refrigerio a mi alma. Te exhorto que escribas cada día tres razones para dar gracias y verás como tu actitud cambia frente a los retos diarios. Te darás cuenta que cada día será uno de acción de gracias.




martes, 6 de noviembre de 2018

Zona de no juzgar


Lectura bíblica: Mateo 7:1-5
El gimnasio al que voy, tiene la política de “No judgement zone” y “No critics”. Esta política es interesante porque puedo ver en el gimnasio todo tipo de personas. Desde los más musculosos hasta los que parecen más ordinarios. Veo personas de todas las edades, en diferentes condiciones físicas y de diferentes nacionalidades. Cuando iba al gimnasio en NY, veía personas de muchos estilos y tan diferentes, que hace sentido tener escrito la política del gimnasio por todos lados. Poder leer “no judgement zone” me hacía sentir libre de ejercitarme sin tener la preocupación de que me juzgarán por mi apariencia.
Jesús era muy sabio y cercano a la realidad humana. Me parece que por eso dijo: “no juzgues”. Así como Jesús dijo en muchas ocasiones “No temas” porque conocía nuestra condición humana de sentir temor; así mismo conoce nuestra inclinación de dejarnos llevar por los sentidos. Somo propensos a juzgar a los demás por lo que vemos o sentimos. En Mateo 7, Jesús denuncia la costumbre de juzgar a los demás con rigor y falta de consideración. Jesús es claro en que muchas veces juzgamos a los demás, pero nosotros mismos tenemos aspectos de nuestra vida que necesitamos corregir y enderezar. A veces es fácil condenar a una persona por no actuar de una manera, pero nosotros no estamos en esa situación para comprender que ocurre en realidad. A veces no sabemos nada de la otra persona. A veces no vemos la otra cara de la moneda. Y aunque sepamos, a la otra persona le tocará tomar las decisiones que no nos corresponde a nosotros. Podemos dar un consejo sabio, pero tratemos de no imponer nuestras propias creencias y perspectivas de vida. Por eso, Jesús nos advierte que antes de juzgar, nos miremos a nosotros mismos.
Jesús no nos condena por juzgar. Él sabe que a veces cuando juzgamos; llevamos el lastre de lo que nos enseñaron, de nuestro propio bagaje y de nuestras propias heridas. Pero también nos presenta una nueva manera de juzgar. En tantas historias vemos que Jesús observaba a las personas, escuchaba lo que preguntaban y les hacía preguntas. Jesús pensaba muy bien antes de hablar. Cuando los religiosos llevaron una mujer a Jesús para apedrearla porque la consideraban “pecadora” (Juan 8:1-11), Jesús hizo el ejercicio de juzgar con justicia. Escribió palabras en la tierra y simplemente les dijo: “El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” La historia relata que nadie pudo condenar a la mujer. En esta historia se cumplió el modelo que presenta Jesús de mirarte primero para luego poder juzgar a otros.
Jesús conoce nuestra inclinación humana a juzgar y nos invita a detenernos y auto examinarnos. Esta reflexión personal nos ayudará hacer los cambios necesarios, con la ayuda de Dios.


domingo, 14 de octubre de 2018

Más allá de lo que vemos

Lectura bíblica: 1 Samuel 17: 31-37.

En el 2015, mi hijo George David participó de un proyecto del Centro Ambiental Santa Ana en Bayamón, sobre proveer experiencias a los estudiantes de conocer y disfrutar los bosques de Puerto Rico. Visitaron el bosque en el parque Julio E. Monagas de Bayamón durante el día y durante la noche. También fueron al parque nacional “El Yunque”. Aprendieron a tomar fotografías, conocer los animales nocturnos, conectarse con la naturaleza; en fin, una experiencia única. En noviembre de ese año, hubo una actividad de reconocimiento por su participación en el Jardín Botánico de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y para allá fuimos nosotros…

Nos estacionamos y cuando bajamos, el lugar era hermoso. Había muchos árboles y los chicos comenzaron a correr por todo aquello. ¡Qué mucha energía! De pronto, veo a un hombre mayor, caminando con su andador. Los chicos pasaron por el lado de él corriendo, me preocupé por la seguridad del hombre. Lo vi tan frágil y a mis hijos con tanta fuerza. Sin embargo, el hombre caminaba con seguridad y firmeza. Pensé que era uno de los abuelos de los chicos que participaron del proyecto.

Una vez en la actividad, descubro que el hombre mayor en el andador era nada más y nada menos
que el pensador de ese y de muchísimos otros proyectos que se desarrollaron en Puerto Rico desde la década de los ‘40 para preservar y dar a conocer a la niñez las bellezas de la naturaleza de Puerto Rico. Su nombre es el Señor Frank Wadsworth.

Múltiples emociones sentí cuando me di cuenta quien era. Aquel hombre que parecía tan frágil, era uno de los grandes preservadores de los ecosistemas de Puerto Rico. Desde muy joven llegó a Puerto Rico y ayudó a reforestar la Isla, impartir conocimiento científico sobre los recursos naturales de PR y a desarrollar la investigación. Con casi 100 años (los cumplía en esos días) seguía trabajando y el Jardín Botánico de Río Piedras era su casa.

Esta experiencia me hizo pensar que las apariencias engañan. A veces juzgamos una persona por su físico, edad o personalidad. “Es muy callado”, o, por el contrario, “es muy escandaloso”. Si bien es cierto que las expresiones corporales y verbales dicen mucho de una persona, no es menos cierto, que muchas veces erramos en llegar a conclusiones sobre una persona por sólo conocerla la primera vez. Cuando David se ofreció para pelear contra el gigante Goliat, Saúl le dijo que no podía ir contra él porque era muy joven y al parecer, inexperto (1 Samuel 17:33). Saúl desconocía la experiencia que tenía David al defender sus ovejas (v.34-35). David le menciona al rey que su fuerza mayor está en Dios (v.37). La historia nos cuenta como un joven confió en Dios y venció a un gigante. David fue más allá de lo que los ojos veían.

Con esta reflexión deseo honrar la figura de Don Frank Wadsworth, pionero en la conservación ambiental de Puerto Rico y que muchos desconocíamos. También quiero comenzar a reflexionar sobre este asunto de juzgar por las apariencias que quisiera ampliar en la próxima ocasión.

Si quieres conocer más sobre la vida del Sr. Frank Wadsworth, acceda:  https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/drfrankwadsworth-columna-2123981/

También escúchalo hablar en: https://www.youtube.com/watch?v=RR8geFyoB5k

miércoles, 26 de septiembre de 2018

“Sembré un árbol…”

                                                                             Lectura bíblica: Gálatas 6:1-10

En los pasados días fue la celebración de los Emmy’s Awards y el actor Henry Winkler ganó por primera vez un premio por su desempeño en la serie Barry de HBO. Su historia resaltó bastante porque además de ser un veterano y querido actor, lo primero que dijo es que utilizaría el “speech” que había preparado en 1976 cuando también fue nominado a un premio por la serie Happy Days. Aunque era una broma, su premio resaltó por su emoción y la trayectoria de trabajos que ha realizado. Fue uno de los grandes momentos de la noche.

Lo que me gustaría resaltar de este actor, fue una entrevista que le hizo ET antes de la entrega de premios. El reportero Kevin Frazier, le preguntó: “Después de mirar todos estos años desde Happy days y todo lo demás trabajos, y permanecer exitoso en Hollywwood, ¿Qué significa esto para ti?” Henry Winkler contestó: “Era mi sueño... cuando llegué a Hollywood en 1973, en mi mente, sembré un árbol y yo era su guarda bosque… y yo quería que ese árbol creciera alto y yo pudiera regarlo con agua y aquí estoy…” Su respuesta me impactó. Admiré la forma en que comparó de forma tan gráfica su trabajo con el crecimiento de un árbol. Admiré lo satisfecho que se sentía con todas las producciones en la que había trabajado por 45 años. Apenas comenzando su carrera, fue nominado para un premio muy importante y aunque no ganó, se sintió honrado con la nominación y continuó trabajando con calidad. Luego dijo sobre la nominación… “haya ganado, haya perdido…el miércoles comenzamos el ‘show’ otra vez…”

Me encantó su analogía. Sus palabras fluyeron con tanta candidez que se observaba su cara de satisfacción. Él ha trabajado por 45 años y ha recogido su fruto, tanto en reconocimiento como en valorización por su desempeño. Luego de escuchar la entrevista, me hice varias preguntas a mí misma: “¿qué estoy sembrando en mi trabajo? ¿Qué estoy sembrando en mi familia? ¿Qué estoy sembrando en el Reino de Dios?” Estas preguntas me hicieron reflexionar sobre hacia donde debo dirigir mis esfuerzos si quiero ver un buen fruto al final del camino. Otro aspecto que reflexioné fue: ¿Cómo reacciono ante los aparentes fracasos? ¿Sigo adelante “porque el show tiene que continuar”; o me siento en el camino a lamentarme? El ejemplo de Henry Winkler me confronta con la pregunta de cuál es mi actitud frente a la vida.

A mediados del siglo 1 d.C., el apóstol Pablo sembró por todo el imperio romano, el árbol de la enseñanza de la nueva fe en Jesucristo. Sus cartas inspiraron y amonestaron a cientos de personas que comenzaban en la nueva fe y a otros que luchaban con sus viejas creencias. En la lectura de Gálatas 6, Pablo exhorta a sembrar en el Espíritu que no es otra cosa que los valores mencionados en el capítulo 5, verso 22: amor, gozo, paz, paciencia…luego en el 6:10 dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” En nuestra familia, iglesia, trabajo, en nuestra propia vida; sembremos los valores del Reino de Dios.

Una vez escuché la predicación de una compañera pastora que decía: “La siembra inevitablemente trae una cosecha. Escojer sembrar para el Espíritu es una decisión de cada día.” Es cierto. Si nosotros identificamos algo que no anda bien o algo que queramos lograr, hagamos un plan. Por ejemplo, si queremos tener un huerto de plantas con frutos; sembramos semillas, echamos la cantidad de agua necesaria, le ponemos la luz adecuada y las cuidamos. De la misma manera, si queremos tener éxito en el trabajo, hacemos un plan para lograrlo. Si queremos que nuestros hijos sean personas de bien, los guiamos con los valores y las enseñanzas de respeto a sí mismos y a los demás. Si queremos expandir la palabra de Dios, ponemos a disposición nuestros talentos para servir a Dios.
Proverbios 12:11a dice: “El que labra su tierra, se saciará de pan…” esto es causa y efecto. Si queremos ver unos resultados, tenemos que esforzarnos en sembrar esa semilla.

Siembra semillas de esperanza, siembra un árbol que de sombra y buen fruto, siembra flores que
embellezcan tu camino y el de otros.

Para ver la entrevista a Henry Winkler en inglés, puedes ir a 
https://www.etonline.com/media/videos/emmys-2018-henry-winkler-on-being-nominated-45-years-after-starting-his-career

lunes, 10 de septiembre de 2018

Dispuesto y dispuesta a cambiar, parte 2: una decisión que va seguido de la voluntad


Lectura: 1 Corintios 9:24-27

Hace años atrás (2001 y aún antes de eso), yo estaba realmente obesa. Por ser una maestra y líder en la iglesia muy activa, el exceso de peso me hizo daño desarrollando escoliosis en mi columna y discos herniados en la espalda baja. Mi quiropráctica (excelente, por cierto) Glorimar Serrano, me confrontó con la necesidad de bajar de peso o sería necesario operarme de la columna vertebral. Con la ayuda de Dios, la nutricionista, ejercicios y Glorimar (cada vez que visitaba su oficina, ella me retaba y me preguntaba cuántos chocolates había comido ese día ) logré bajar 100 libras en un periodo aproximado de dos años. Realmente fue muy beneficioso en todas las áreas de mi vida; mi problema de la espalda estaba controlado.

Poco antes de irme de Puerto Rico, en el 2016, comencé a aumentar de peso. En realidad, llevaba tiempo comiendo lo que no debía y no hacía ejercicios con la frecuencia que necesitaba. Le cuento mi aflicción a Glorimar, mi mentora en este asunto de cuidar la salud y bajar de peso. Tranquilamente, ella me respondió: “No te preocupes, tú sabes lo que tienes que hacer.” Yo no hice nada más que reírme y aceptar que sí sabía lo que tenía que hacer. Ella también sabía, porque me había acompañado en el camino anterior.

La lucha con perder peso continúa. Voy con frecuencia al gimnasio, pero no veo los resultados que
deseo. Mi esposo George, que es un experto en hacer ejercicios, me acompañó un día y me dio su diagnóstico: estás haciendo el mínimo esfuerzo, tienes que pasar dolor, tienes que esforzarte.

Estas experiencias, el diálogo con Glorimar y la lección impresionista con George en el gimnasio, me hicieron reflexionar que yo sé lo que debo hacer para cambiar mi estatus actual. Que cuando estoy dispuesta a cambiar algo, es necesario ejercer la voluntad para hacerlo y no quedarme en la zona de “comfort”. ¿Cuántos de nosotros no estamos conscientes de lo que necesitamos cambiar y sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos? Sabemos lo que hay que hacer, pero nos cuesta comenzar a hacerlo.

Cuando Pablo le habla a la iglesia de Corintios en el capítulo 9, pone como ejemplo el esfuerzo y sacrificio que hacen los deportistas con la manera que los cristianos deben entregarse por el evangelio. Los deportistas se abstienen de cosas y hacen ejercicios para ganar una competencia. El cristiano corre la vida cristiana no al azar, ni dando palos a ciegas (v.26), sino esforzándose, estar consciente de lo que debe dejar para ganar una corona incorruptible (v.25).

Yo he caminado desde muy joven la carrera del cristiano. He comprendido que sí Jesús nos da la salvación y nos quita un gran peso de encima; pero la transformación se da en el caminar diario. Unos días mejores que otros, pero con la certeza que Dios nos acompaña. También, así como yo encontré a Glorimar y a George que me han ayudado en la tarea de bajar de peso; así mismo Dios pone en nuestro camino, personas que son de apoyo e inspiración para continuar la vida cristiana.

Estar dispuesto a cambiar implica que aceptamos que necesitamos un cambio y muchas veces debemos vencer nuestro orgullo y nuestros temores. A veces será fácil cambiar algunos aspectos de nuestra vida, pero en otros momentos tendremos que ejercer la voluntad y esforzarnos más. Sin embargo, qué maravilloso es saber que el Espíritu Santo intercede por nosotros: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” Romanos 8:26.

Les invito a cada día examinar nuestra vida e identificar aquello que debemos cambiar; pero sabiendo que no estamos solos, personas en el camino nos apoyan y el Espíritu Santo nos ayuda.

jueves, 30 de agosto de 2018

Dispuesto y dispuesta a cambiar - parte I


Lectura: 2 Corintios 5:14-20

Mi esposo George y yo nos conocimos mientras estudiábamos nuestras respectivas maestrías en el Seminario Evangélico de Puerto Rico en Río Piedras. Por varios años, tomamos varias clases juntos, pero no fue como hasta el último año de George en el SEPR, que comenzamos a compartir más. Él era muy gracioso y a la vez realista. Cuando compartió conmigo su historia, quedé impresionada. Además de su cambio en Cristo, lo más que me impactó fue que, aunque fue un desertor escolar, ¡¡estaba estudiando conmigo una maestría!! ¿Cómo fue posible que una persona que se quitó de la escuela porque creyó que no era lo suficientemente bueno para completarla, comprendió más adelante que sí era suficiente? Tan es así que, al momento de yo escribir esta reflexión, George trabaja en los ensayos y disertación doctoral. Cuando hablas con él notas su sabiduría, inteligencia y a la vez su experiencia de la calle. Con cualquier joven que habla, una de sus preguntas de rigor es: ¿Qué estas estudiando? ¿Qué te interesa estudiar cuando vayas a la universidad?

Recuerdo una vez que conocimos la hija de una vecina que estaba en la escuela intermedia. Parecía no llamarle mucho la atención estudiar en la universidad. Con frecuencia hablábamos con ella y George la motivaba y aconsejaba a que estudiara aquello que le interesara. Años después me encontré con su madre y me contó que comenzaría a estudiar en la universidad. Eso me llenó de alegría. Cuando en Puerto Rico George daba clases en la universidad, constantemente animaba a sus estudiantes a completar sus cursos y a continuar estudiando aun luego del bachillerato. Con frecuencia vemos mensajes en Facebook de sus ex estudiantes agradeciendo a George por sus consejos y orientación.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17. Cuando leo este texto pienso en el cambio que Dios puede hacer en una persona. Pienso en el cambio que Dios hizo en George. Además de darnos la salvación, también nos da la comprensión de que el pasado no tiene el poder de perseguirnos ni detenernos. Podemos lograr lo que nos propongamos, aunque parezca fuera de nuestro alcance. No importa lo que hayas vivido en el pasado. No importa cuán fracasado te hayas sentido. No importa cuántos errores hayamos cometido. Dios lo hace todo nuevo. Dios nos acompaña en nuestro proceso de cambio.

Siempre le dije a George que su historia debía ser contada y gracias a Dios y a su esfuerzo, logró publicarla. Hace poco completé su lectura y verdaderamente (y no es porque sea mi esposo) es una historia inspiradora. Una historia que brinda esperanza independientemente de lo que hayas vivido o lo que estés viviendo. Puedes conseguir el libro en internet a través de xulonpress.com/bookstore, amazon.com o barnes&nobles.com.

Estar dispuesto y dispuesta es una actitud esencial para el cambio, para mejorar. La Biblia tiene muchos pasajes donde explica y aconseja sobre el tener disposición para diferentes cosas. Pronto compartiré otra reflexión relacionada a este punto.

martes, 21 de agosto de 2018

Lo que nos sostiene


Lectura: Hebreos 11:1-2,6,8-9
Cuando Débora, la hija de mi esposo, me envió esta foto, quedé sin aliento. “¿De dónde se está sosteniendo ella? ¿A qué altura se encuentra?” me pregunté. Cuando uno ve la foto, de pronto, da la impresión que está literalmente en el aire, a bastantes metros de altura y sin nada que la sostenga. Luego, cuando vi otras fotos que me envió, comprendí.

Casi inmediatamente reflexioné sobre estas fotos. No sé cuantos de los que leen esta reflexión, se han sentido con tanta incertidumbre en su vida que se sienten prácticamente en el aire, sin tener de donde sostenerse. Tal vez puede ser casi como tirarse de un avión, sin tener la experiencia de como abrir un paracaídas.

Génesis 12 relata el momento en que Dios llama a Abraham. Cuando Dios le dijo a Abraham que saliera de su tierra “a la tierra que le mostraría” debió ser un impacto para él. Aunque en esa época era costumbre emigrar de un lugar a otro, desde hace mucho tiempo las civilizaciones ya estaban formadas y asentadas. Abraham vivía en lo que llamaban “la creciente fértil”, un lugar privilegiado geográficamente hablando. Así que era un gran sacrificio moverse a otro lugar que ni siquiera conocía. Otro detalle es que él recibió la promesa de una descendencia sabiendo que no tenía hijos. A pesar de todo, Abraham se movió y creyó en ese Dios que lo llamó. Eso es fe.

Lucas 8 nos cuenta como muchas mujeres acompañaron a Jesús en su ministerio y lo sostenían económicamente. Esas mujeres fueron transformadas por las enseñanzas de Jesús, pero creyeron lo suficiente para acompañar a Jesús camino a la cruz y algunas de ellas fueron testigos de su resurrección. Otras, fueron parte de la revolución en el aposento alto. Eso es fe.

Hechos 9 explica como un hombre muy religioso y perseguidor de la iglesia cristiana, Pablo, creyó en Jesús. Las enseñanzas del cristianismo iban en contra de casi todo lo que Pablo había aprendido de la religión judía. Con todo y eso, escribió gran parte de las cartas a las iglesias que se convirtieron luego en el Nuevo Testamento. Eso es fe.

Estos son ejemplos de personas como tú y como yo que, con sus fortalezas y debilidades, creyeron. Hebreos 11:6 nos dice que “sin fe es imposible agradar a Dios”. Porque cuando hay fe, crece nuestra confianza en Dios. Podemos creer que el mar Rojo se abrirá. Podemos creer en Dios que nos da la sabiduría para tomar buenas decisiones.

Porque cuando nos alejamos un poco de la situación que nos agobia o nos reta, podemos ver el cuadro completo. Nos damos cuenta que Dios nos está acompañando todo el tiempo. Poniendo tierra firme y asegurándonos con cuerdas de amor.

jueves, 9 de agosto de 2018

¡Levántate!


Lectura: Isaías 52: 1-2, 7-9
Despierta…sacúdete del polvo… levántate y sigue adelante.
Este llamado a realizar las acciones anteriores (v.1-2) implican un verdadero reto para los que están tomando decisiones, tratando de comenzar nuevas empresas o para los que buscan dirección. Es un reto para aquellos que están cansados de los conflictos que tienen o de las situaciones difíciles que están viviendo. En el mundo están pasando muchas cosas, hay crisis; y, por otro lado, hay demasiada información que muchas veces nos abruma.

Si nos detenemos por un momento, en el ajoro de cada día, quizás nos demos cuenta que estamos adormecidos, que hemos perdido un poco la ruta del camino. Un día estábamos en Ponce, una ciudad en el sur de Puerto Rico. Era de noche y no sabíamos como regresar a San Juan. El GPS indicaba una salida que perdí y el GPS indicaba “rerouting”. Me dio una nueva ruta y en menos de 10 minutos estábamos en el expreso camino a San Juan. Mi amiga Sheila me dijo: “Muchas veces Dios hace con nosotros como el GPS, tiene que redirigirnos a una nueva ruta porque perdimos la salida que nos tocaba tomar”. Luego de ese comentario estuvimos todo el camino conversando sobre nuestros aciertos y desaciertos; como Dios ha tenido que “redirigir” nuestro camino.

En mi vida, después de sentir que en mi camino perdí varias salidas, vi varias veces el letrero: “¡Levántate!” Una de las veces que “vi este letrero en letras muy grandes”, fue en una predicación del Rvdo. Moisés Román sobre Josué 7. Esa predicación me estremeció. Josué estaba indignado porque perdieron la batalla contra el pueblo de Hai. Se postró y cuestionó a Dios porque él había prometido estar con ellos en cada batalla. Pero postrarse, que parecía una acción de humillación ante Dios, era en realidad de orgullo. ¿Por qué perdimos la batalla? Luego descubrió el problema: Acán, uno de los del pueblo de Israel, había escondido oro y otras pertenencias que les había dicho en la pasada batalla que destruyeran. Esto puede ser una analogía de lo que está oculto en nuestro corazón. Malos hábitos, actitudes y decisiones equivocadas, pecados ocultos… independientemente como se llame nuestras fallas, Dios nos invita a levantarnos, reflexionar y orar sobre nuestra vida, nuestro interior, y luego sacudirnos de todo lo que no es beneficioso para nuestra vida. Qué fácil decirlo, ¿no? Sé que es difícil.

Despierta…sacúdete del polvo… levántate y sigue adelante.

Hebreos 12:1 nos dice que soltemos la carga que nos asedia y Romanos 12:1 nos invita a presentar nuestra vida ante el altar y entregarla a Dios. Él, que nos ama incondicionalmente, nos limpiará y ayudará en cada reto que encontremos. Quizás haya demasiadas tareas que has sentido que otros te han tirado encima. Quizás te pusiste una carga que no te tocaba cargar. Quizás estés muy estresada con lo complicada que está la vida. Quizás solo anhelas una oportunidad y no ves una. Ante todo, lo que estés viviendo, sacúdete… ve por encima de tus circunstancias y Levántate.

“¡Levántate!”, mira las historias y verás que Dios dijo estas palabras a Josué, Elías, Pablo, Gedeón, Ester y a otros. Todos ellos estaban en medio de una crisis, pero lo más maravilloso es que Dios los llamó. Quizás por un momento perdieron el camino, pero Dios los redirigió. Es como si dijera: “Levántate, deja atrás todo lo que te ata, olvida todo porque ya yo lo he hecho.” Todos tenían una misión para hacer. Sus acciones fueron de bendición para las próximas generaciones. Ellos se levantaron y a pesar de las dificultades, continuaron caminando. Hicieron como en Isaías 52:7, anunciaron buenas nuevas, anunciaron la paz y el bien. Que Dios nos ayude a levantarnos, a fortalecernos para entonces continuar el camino con gozo. Que nuestras palabras sean de ánimo para otros y que nuestros pies sean pisadas de paz.

jueves, 2 de agosto de 2018

Dejarlos caminar


Lectura: Salmos 119:33-37

Cuando tomé esta foto, me conmoví. George y Génesis miraban en distintas direcciones y a lo largo se extendían dos caminos. Sentí en ese momento que no eran míos, eran de Dios y de la vida. Ellos crecerán y tomarán sus propias decisiones y yo, ¿cómo responderé a esto?

Viene a mi mente nuevamente Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. En la reflexión que escribí recientemente, Influencia familiar, explicaba la gran responsabilidad que tenemos de educar espiritual y moralmente a los chicos y chicas que tenemos a nuestro cargo. Pero hoy quiero añadir el matiz de que cuando instruimos a nuestros hijos, sobrinos, nietos y estudiantes en el camino correcto, debemos tener la confianza en Dios de que él dirigirá sus pasos.

El mundo que enfrentamos hoy tiene muchos retos. No cabe duda que para ellos representa un reto mayor; pero saber que nuestros tesoros están en las manos de Dios, podemos descansar en su misericordia y cuidado. Me parece que debemos buscar ese balance entre instruirlos y permitir que crezcan. Yo trato de buscar ese balance todos los días y no es fácil. A veces quisiera que hicieran las cosas de la manera que uno quiere, pero he comprendido que son seres humanos con mente propia y es necesario escucharlos. Un artículo muy interesante que encontré, habla de cómo fomentar la confianza en los hijos: https://lamenteesmaravillosa.com/como-fomentar-la-confianza-en-los-adolescentes/

Cuando vivíamos en Puerto Rico, siempre buscábamos un nuevo parque para jugar, un nuevo lugar
para visitar. Cuando vivimos en NY, los chicos se maravillaban como en el espacio más urbano podíamos encontrar árboles, un parque, una plaza. Les encanta explorar nuevos lugares. Me parece que así mismo nosotros les proveemos a los pequeños que amamos nuevas experiencias y lo mejor de nosotros. La importancia de estudiar, respetar a los demás y la base de nuestra fe. A veces podemos sentir que no hay ningún progreso, pero lo que enseñamos está latente en ellos. Con el tiempo ellos crearán sus propias perspectivas y tomarán sus propias decisiones (que a veces puede que nos duela). Aunque en algún momento de la vida tomen diferentes direcciones, siempre estaremos allí para ellos. ¡No olvidemos siempre decírselo!  y, sobre todo, decirles que Dios los acompaña. Enseñémosle esta oración: "Oh Señor, enséñame tu camino, para que yo lo siga fielmente. Haz que mi corazón honre tu nombre." (Salmos 86:11, versión DHH)

Instrúyelo en el buen camino; Dios, nuestro consejo y la oración los acompañarán.

miércoles, 25 de julio de 2018

El problema de la amargura


Lectura bíblica: Salmos 40

Conozco personas que, porque tuvieron una situación muy difícil en el pasado o tomaron malas decisiones en un momento dado, se han amargado de tal manera que no pueden disfrutar las bendiciones que tienen en el presente. A la verdad que es difícil perdonar a los que hicieron daño o perdonarse a uno mismo por los errores cometidos; pero lo cierto es que, si no lo hacemos, esa espina se convierte en una bola de nieve que va rodando barranca abajo volviéndose cada vez más grande.

Si lees un poco más sobre los efectos de la amargura, los especialistas comentan que una de sus consecuencias son múltiples enfermedades físicas. Comparto un enlace muy interesante (es en inglés)  https://psychcentral.com/news/2011/08/10/bitterness-can-make-you-sick/28503.html 

Para mí varios problemas de la amargura es que no te permite ver lo bueno que tienes. Te hace creer siempre que eres la víctima. Tampoco te deja ver claramente, para entonces buscar una solución a los problemas que estás viviendo. El apóstol Pablo en la carta a los Efesios recomienda que quiten la amargura de su vida (Efesios 4:31) La Biblia dice también en Proverbios 15:13“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”.

Cuando nuestro primer hijo tenía 4 años, yo estaba en una gran crisis. Las dificultades económicas, la ardua tarea de ser madre y profesional a la vez; y otras circunstancias que estaba viviendo, me sumieron en un pozo. Una tarde, luego de una situación muy frustrante, me di cuenta que me estaba amargando. Comencé a comprender el daño que la amargura producía a mi vida. Tomé un papel y un lápiz, y las ideas salieron a borbotones:

La amargura es una cosa terrible. Corroe por dentro como el salitre al hierro…
La amargura no te permite disfrutar de la vida. Siempre sientes que la misma es injusta y pocas veces hace algo bueno para ti.
La amargura hace que mires a otros con envidia porque “parecen” tener todo lo que no tienes: paz, dinero, amistad, libertad, sonrisa, abundancia, amor…
Si le haces caso a la amargura, sigue tejiendo tu alma de tal manera que quedas enredada cada vez más. Porque cada vez sientes que te hieren más; porque cada vez sientes que otros son felices y tú no.
Cada vez vas cayendo en un pozo muy profundo del que no puedes salir sola. Entonces, la amargura da paso a la depresión y ésta te hunde cada vez más. Ese pozo lo ves profundo, lo ves tan oscuro que ni siquiera puedes ver tus manos. Entonces, ¿cómo vas a caminar así? ¿Cómo vas a caminar en oscuridad?... Tú vida se detiene gracias a la amargura.
¿Vale la pena? ¿Vale la pena detener tu vida cuando sabes que el tiempo sigue corriendo?
ü  Pierdes ver tu hijo crecer…
ü  Pierdes los hermosos atardeceres…
ü  Pierdes la sonrisa de un niño…
ü  Pierdes la oportunidad de crecimiento…
ü  Pierdes la oportunidad de abrir nuevas puertas…
ü  Pierdes la oportunidad de ver el sol…
ü  Pierdes a tu familia…
ü  Pierdes la belleza de la naturaleza…
ü  Pierdes amigos.
¿Qué vas a hacer entonces? ¿Vas a sacudirte de toda la amargura, el coraje y la represión? ¿O vas a seguir acumulándolo?
Entrégale tu amargura a Dios.
Entrégale tus máscaras a Dios.
Entrégale tu vida a Dios.
Entrégale tus sueños a Dios.       
Cada día acércate a la Fuente que salta para vida eterna y entrega tu amargura a él (Juan 4:14-15). Dile que te sane, dile que te libere de las cadenas de la amargura. Además:
ü  Respira profundo.
ü  Agradece por las cosas pequeñas.
ü  Agradece por lo que tienes.
ü  Saborea, huele, mira, toca, oye; pues tus sentidos te los dio Dios.
ü  Busca la paz y síguela (Salmos 34:14b).
ü  No te molestes por cosas pequeñas, no vale la pena.
ü  No busques controlarlo todo, eso no es posible.
ü  Acepta las cosas que no puedes cambiar en estos momentos.
ü  ¡¡No te quejes!!
Si no sacas la amargura, ese volcán pronto estallará en enfermedades físicas y mentales. ¿Vale la pena? NO. Deténte. Respira. Levanta tus ojos a la parte de arriba del pozo y allí está Jesús con sus manos extendidas para sacarte. Permítele que te saque de ahí. La vida no se puede contemplar desde un pozo. La vida hay que mirarla desde las alturas. Pídele a Jesús que te lleve, él lo hace.
Jesús te saca del pozo (Salmo 40:2), te lleva a las alturas (Habacuc 3:19) y te hace descansar (Mateo 11:28).
                                               (María Teresa, 25 de mayo de 2010)

Doy gracias a Dios por quitar la amargura, por sacarme del pozo… todavía Dios está construyendo mi vida, porque es un proceso de todos los días. También Dios quiere construir algo nuevo en tu vida.

domingo, 22 de julio de 2018

La influencia familiar


                                          Lectura: Deuteronomio 6:5-7
Mi esposo George me comentaba que la función de un padre es tan importante que impacta la vida de los hijos, ya sea para bien o para mal.  Me dio el ejemplo de Bryce Dallas Howard, la joven protagonista de “Jurassic World”. Ella es la hija del actor y director Ron Howard. Sus hermanos también son artistas. Ese padre transmitió a sus hijos su pasión por las artes y hoy en día recibe el fruto de su trabajo.

George continuó diciendo: De la misma manera, cuando un padre abandona a sus hijos, cuando una madre no los disciplina, la vida del hijo se va barranca abajo. Ese mal fruto, lamentablemente lo vemos todos los días en las noticias.

Proverbios 22:6 dice: “Instruye al niño en su camino, Y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”. Este texto puede referirse a enseñar el amor y la presencia de Dios en la vida diaria a nuestros hijos, sobrinos y nietos, como se menciona en Deuteronomio 6. Pero también puede referirse a instruir a los niños y niñas en otros aspectos de la vida como la educación, el amor a la lectura, los buenos modales, el respeto a los demás y ayudarles a identificar aquellas cosas que le apasionan para que encuentren su vocación. Cuando pienso en todo esto, siento la gran responsabilidad de lo que significa guiar a un pequeño ser humano. Todos los padres, madres, tías, abuelas, maestras, los entrenadores de equipos de deportes y otros debemos pedir sabiduría a Dios para guiar a estos pequeños tesoros.

María Montessori, científica y maestra, dijo una vez: “La educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad”. La tarea de educar y guiar espiritualmente a nuestros niños y niñas es esencial para una mejor sociedad. Que Dios nos ayude en esta gran tarea porque si los guiamos por buen camino, eso los puede acompañar el resto de su vida. Que podamos ver el buen fruto de nuestro buen trabajo.